PORTAL MARTINISTA DEL GUAJIRO
"Purificaos, pedid, recibid y obrad.
      Toda la Obra se halla en estos cuatro tiempos"

Todos los Martinistas sabemos que en cada símbolo de nuestro templo 
se encuentra velada una verdad trascendente. En una permanente lectura del libro 
del hombre y del libro de la naturaleza avanzamos con algunos mojones que nos indican 
la rectitud de nuestro andar y el valor del esfuerzo. Nuestros símbolos nos ayudan 
a develar nuestra realidad interior al vivenciarlos y darles la correcta dimensión.
Vamos a desarrollar una somera visión de uno de ellos: la espada... 
Asimilada durante siglos a la idea de arma y elemento de conquista, su concepto 
y utilización ha sido consagrado en el ámbito iniciático por los pensamientos y 
la conducta de dedicados estudiantes de los misterios a valores diferentes. A lo 
sumo es lo que detiene por la fuerza de su ideal a nuestros errores y nos conquista 
para la luz... 
No es solo el saber, es el comprender y utilizar lo que nos 
da el completo conocimiento de cualquier símbolo... 
La espada que reposa 
sobre la mesa del maestro tiene un simbolismo definido, es el símbolo primario de 
la fuerza que defiende a nuestros hermanos y hermanas en la invisible presencia 
de la egregor contra todo ataque externo y nos da los parámetros para el orden interno 
de la Heptada. 
En este punto debemos ahondar el porque la espada tiene ese 
carácter defensivo y ordenador. Dentro de nuestra tradición occidental es marco 
de referencia del ideal caballeresco. Es el poder que puede destruir el mal y preservar 
la justicia. Es las fuerzas de la luz y el orden enfrentadas a la de la oscuridad 
y el caos. 
Es por ello que se convierte en un Axis Mundi en relación a determinados 
principios; en ella se encuentran representados: el honor, el valor, el poder, la 
verdad, la rectitud, el equilibrio. 
Dentro de su construcción el plano espiritual 
representado por la hoja toma contacto con el plano material representado por la 
empuñadura para plasmar en los mundos material y espiritual la voluntad de quien 
tiene el conocimiento y el poder para empuñarla. 
Por ello que a los caballeros 
les era dado el “espaldarazo” al ser consagrados (por otro caballero) como tales.
Al encontrarse asociada desde tiempos inmemoriales a la luz y al fuego, 
su empleo constituye una purificación, tal como se encuentra expresado en la alquimia 
donde representa el fuego purificador. 
Dentro de los relatos de caballería 
representa la fuerza espiritual del caballero, y a este respecto podemos decir que 
es reflejo de la autoridad al encarnar quien la empuña los ideales citados anteriormente.
Los materiales en los cuales está construida tienen particulares simbologías 
que no desarrollaré en este estudio. Recordemos que es uno de los elementos utilizados 
dentro de lo que se llamó en siglos pasados la magia práctica. Como ejemplo podemos 
citar que el hierro para los romanos simbolizaba al Dios Marte y tenía la capacidad 
de ahuyentar a los espíritus malignos. 
Pero hay algo a lo que sí debemos 
referirnos y es al temple, para que una espada tenga utilidad debe estar templada, 
al igual que un iniciado... Templar significa tomar conciencia de su propia esencia 
y sutilizar los cuerpos transformándolos en instrumentos apropiados para tal esencia. 
Cuando un individuo templa es cuando alcanza una realización interior de continuo 
equilibrio con las leyes del UNO; sin necesidad de mediar su mente su accionar es 
el correcto, cumple como lo expresa uno de nuestros discursos el óctuplo sendero.
Otro simbolismo es su referencia al Verbo, dentro del cristianismo representa 
al espíritu y la palabra de Dios, obrando en ella un ser con voluntad propia. De 
allí la medieval costumbre de darle nombre a las espadas. Cito como ejemplo una 
de las más famosas: Excalibur, su mas antiguo nombre es Caliburn que significa “la 
que hace una marca a fuego en la materia”, dejo a vosotros sacar las conclusiones 
entre su simbología de palabra divina y lo antes citado sobre la realización en 
los planos espiritual y material y su referencia a quien puede empuñarla. 
La espada occidental es recta y tiene referencia a la tradición solar y un simbolismo 
que cae dentro de lo fálico en atribución a su energía regeneradora que destruye 
la injusticia y la ignorancia generando paz y justicia, el poder de la luz envainada 
en la oscuridad de las posibilidades del no-ser y que al ser empuñada en un relámpago 
denota realización, actividad, acción...creación. 
Un capítulo aparte merecería 
la realización interior y exterior del héroe que tiene las facultades del uso de 
la espada. Entre la mitología y la realidad multitudes de iniciados empuñaron la 
espada para defender milenarios ideales. En la antigua tradición celta encontramos 
la invencible espada del dios LUG, divinidad de la luz. 
Arturo, Sigfrido, 
arquetipos que tuvieron la capacidad de liberar o recomponer sus espadas. Aquel 
que la puede sacar (empuñar) de su prisión ó recomponer si se encuentra rota recompone 
el desorden y es capaz de restaurar el orden ideal. 
Es aquel que utilizando 
su voluntad, iluminado por la luz del ideal, decide restaurar para sí y para otros 
la armonía perfecta, la armonía cósmica. Quien ha demostrado ser merecedor de tal 
don. 
Asimismo dentro de nuestros rituales se nos señala que nuestra espada 
ritualística representa la dualidad, lo positivo y lo negativo, y en ello se nos 
indica un sendero en el medio. Con ello se dispone el orden interno de nuestra Heptada, 
pues es en esa correcta actitud y acción que podemos desarrollarnos y progresar 
tanto como individualidad o como grupo. 
Se nos dice que entre la ley y la 
espada se encuentra el correcto accionar de los hermanos, hay quienes pueden creer 
que hace simplemente referencia a la ley y al castigo, hilando mucho más fino podemos 
decir que nuestro sendero se encuentra entre nuestra realidad física como Heptada 
y los arquetipos que nos brindan nuestros símbolos. 
La espada es entonces 
la vía de la inteligencia y la conducta, tomando conciencia de nuestro eje interno, 
el sendero del medio que nos conduce a la reintegración, el camino del iniciado.
Equilibrando los filos de nuestro espíritu siendo intermediarios de la Voluntad 
Superior. 
La correcta ó incorrecta forma de utilizar un símbolo está en 
nosotros, buscamos el acierto ó el error y por él somos responsables. 
Si 
salimos del sendero del medio nos quedan los filos... 
Hermanos míos, todos 
tenemos nuestra espada, el verbo, que como los antiguos caballeros hace retroceder 
a los dragones de la ignorancia, la mentira, la ambición, las tinieblas y el caos... 
construyendo entre nosotros una fraternidad, una egregor pujante y realizadora de 
los ideales de nuestros Maestros del pasado, los Superiores Incógnitos... 
Nosotros, Marinistas, caballeros de la verdad, debemos llevar los fecundantes 
principios de nuestra Orden a la totalidad de la sociedad, allí donde nuestros pasos 
nos lleven, pero con la discreción necesaria. 
No limitaremos nuestra acción 
a los templos, sino al Gran Templo que es la creación y a la gloria del Gran Arquitecto 
del Universo. 
Tal vez ahora vemos por que la espada se nos brinda, como 
decíamos al principio, como elemento defensivo y ordenador; si cada hermano se hace 
uno con su simbolismo es materialmente imposible otro destino. Si encarna en él 
los valores y conocimientos necesarios la fraternidad y la unión surgen instantáneamente. 
Pues quien puede velar mejor por un hermano que otro hermano. La espada que el Maestro 
de la Heptada tiene la autoridad para utilizar es también nuestra pues nos hemos 
adherido a su simbología y la respaldamos con nuestro conocimiento, nuestro poder 
interior. 
Somos iniciados y conocemos el lenguaje secreto... el silencio 
y la acción son nuestro sello, tal como nuestro Venerable Maestro firmó sus inspiradores 
escritos...Filósofos Desconocidos.
	

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