PORTAL MARTINISTA DEL GUAJIRO
"Purificaos, pedid, recibid y obrad.
      Toda la Obra se halla en estos cuatro tiempos"

“La Orden Martinista, de la que fue renovador y Gran Maestro el Dr. Gerard Encausse (Papus),
considerando que las enseñanzas de Martínez de Pasqually y Luís Claudio de Saint Martín
no podían ser patrimonio de unos pocos elegidos,
creó en vida de Papus el llamado MARTINISMO LIBRE,
Orden abierta a hombres y mujeres”
“La Orden Martinista en el Perú fue fundada por el 
S
 I
 
I 
 
Carlos E. Cornejo López,
en Lima, con el Círculo "Acanto" N° 19,el 4 
de noviembre de 1962.
El S
 
I 
 
I 
 
Cornejo recibió en Chile la iniciación Martinista   del 
S
 
I 
 
I 
  
Nicolás Rogalev Girs (Nabusar),
el 24 de abril de 1963, recibiendo al mismo tiempo 
los poderes de Iniciador y como tal,
fundó el Grupo
"Lucían Chamuel" N° 37, 
el 5 de febrero de 1964”
"Solo el que es digno y que está versado en 
la historia del hermetismo,
de sus doctrinas,
de sus rituales,
de sus ceremonias 
y de sus jeroglíficos,
podrá penetrar el secreto,
y conocer el significado real 
del reducido número de símbolos
para la meditación del Hombre de Deseo."
Un ritual de la Orden nos lo dice en los siguientes términos:
"Encierra la filosofía de nuestro Venerable Maestro, basada especialmente en las 
teorías de los Egipcios, sintetizadas por Pitágoras y su Escuela. Contiene en su 
simbolismo; la Clave que abre el rumbo de los espíritus y que no está cerrada; secreto 
inefable, incomunicable y únicamente comprensible al verdadero 'Adepto. Este trabajo 
no profana la santidad del Velo de Isis por imprudentes revelaciones. El que es 
digno y está versado en la Historia del Hermetismo, en sus doctrinas y en sus ritos 
en sus ceremonias y jeroglíficos, podrá penetrar la secreta pero real significación 
del pequeño número de símbolos ofrecidos a la meditación del hombre de Deseo".
El Martinismo es una Escuela de alto hermetismo que se descubre a muy poca gente, 
prefiriendo la calidad a la cantidad, como cualquiera asociación que no desea tener 
acción política y que si piensa proceder socialmente, prefiere elevar a la muchedumbre 
hacia la selección, en vez de descender la selección hasta la muchedumbre.
La 
Iniciación Martinista es el resultado de una enseñanza, pero hay en su desarrollo 
una parte inmensa de formación personal. Cualquier poder concedido por la Naturaleza, 
a la sociedad, para ser útil, debe, desarrollarlo y adaptarlo a su función aquel 
que ha de beneficiarse. Existe una cualidad de alma que caracteriza esencialmente 
al verdadero Martinista, es aquella afinidad entre espíritus unidos por un mismo 
grado en sus posibilidades de comprensión y de adaptación, por un mismo comportamiento 
intelectual, por las mismas tendencia, de todo lo cual se sigue la obligatoria constatación 
que el Martinismo está compuesto exclusivamente por seres aislados, solitarios, 
que meditan en el silencio de su gabinete, buscando su propia iluminación.
Cada 
uno de estos seres tiene el deber una vez que ha adquirido el conocimiento de las 
leyes del equilibrio, de trasmitir su comprensión a su alrededor, a fin de que quienes 
deban comprender participen de aquello que el crea constituye la Verdad de su vida 
espiritual. Es aquí entonces donde interviene la misión de servicio del Martinismo; 
es solamente en este sentido que esta corriente espiritual especial encuentra lugar 
en la tradición occidental.
La Orden Martinista conservó intactas las constituciones 
de las fraternidades iniciativas que han precedido a la revolución Masónica de 1773 
y debe su intensa vitalidad a esta organización.
Los asuntos de dinero son casi 
desconocidos en la Orden, las cotizaciones al tronco de la viuda, los derechos por 
los diplomas, no existen; y los grados son conferidos siempre al mérito y no pueden 
ser nunca objeto de tráfico.
Todo jefe de Logia es el propietario de su Logia 
y debe cubrir la mayor parte de sus gastos y, por regla general, todo oficial de 
la Orden debe cubrir personalmente las expensas necesarias involucradas en el ejercicio 
de su cargo.
La afiliación a la Orden Martinista es buscada sobre todo, por la 
instrucción, que lleva bastante lejos y que comprende el estudio profundizado de 
las ciencias simbólicas y herméticas. Por otra parte, la Orden abrió sus portales, 
tanto a los hombres como a las mujeres, no demanda a sus miembros ningún juramento 
de obediencia pasiva ni tampoco les imponen ningún dogma, acepta sin distinción 
a todos los que sienten en sus corazones el amor por el prójimo y que desean trabajar 
por el bien común.
El objetivo a alcanzar por el Martinismo es y será siempre 
la espiritualización de los individuos y de las sociedades. El enemigo es siempre 
el mismo: el materialismo reforzado por el agnosticismo. Es por ello que si se quiere 
implantar el espiritualismo en los medios actuales, es preciso partir de bases científicas 
irrefutables, estudiar tanto la materia como los fenómenos a los cuales sirve de 
soporte, como así mismo el elemento divino es decir, el espíritu.
En consecuencia 
en la base de la doctrina Martinista se encuentran, una psico-fisiología que determina 
el rol que debe desempeñar el cuerpo, al igual que el alma y el espíritu. Esta doctrina 
conduce al adepto a la convicción científica de la existencia de un espíritu rector 
y creador y por otra parte a sostener la existencia de una materia servil, simple 
modalidad del espíritu que necesita de ella para enfrentar las contingencias del 
espacio temporales. El espíritu será para él, la única realidad y la materia, una 
mera apariencia, destinada a ser reabsorbida cuando el espíritu no tenga ya más 
necesidad de un soporte para pensar y para actuar, es decir, cuando haya reconquistado 
su potencia original perdida en el proceso evolutivo de las emanaciones divinas. 
Es preciso dominar la fuerza centrífuga y permitir a la fuerza centrípeta recuperar 
su potencia atractiva. Es preciso controlar el cuerpo, disciplinar el alma y fijar 
a la personalidad humana en su centro efectivo, el espíritu. Después etapa por etapa, 
será necesario guiar al espíritu desde el mundo del espacio y del tiempo, hacia 
el mundo divino, su lugar de origen.
De la misma manera que un sabio controla 
y dirige las fuerzas materiales, así mismo el Martinista opera con las fuerzas espirituales. 
Parte del conocimiento experimental, para luego encaminarse hacia la adquisición 
de la ciencia intuitiva, hacia el éxtasis, qua expandirá ante él, los horizontes 
del espíritu. Marcha desde lo contingente hacia lo absoluto.
Dentro de la Orden, 
es de rigor poseer la mayor tolerancia o mejor, el espíritu de comprensión más acentuado. 
En lo que respecta a la noción de ayuda mutua, esta constituye también una de las 
características esenciales del Martinismo cuyos adeptos se esfuerzan, según sus 
posibilidades de ir en ayuda de los demás seres humanos, sean o no iniciados, pertenezcan 
o no a nuestra Orden.
La Orden Martinista comprendo tres grados: "Asociado", 
"Iniciado", "Superior Incógnito" y finalmente, un cuarto grado: "Superior Incógnito 
Iniciador", conferido de acuerdo con ciertos rituales que procuran a quien los recibe 
una ayuda poderosa,
Se ha dicho que el Martinismo es una Caballería, o si se 
prefiere, es una tendencia o corriente Caballeresca que persigue el perfeccionamiento 
individual y colectivo. Es preciso de consiguiente, que el Martinismo en todas las 
tierras esté formado por servidores perfectos y sucesores de los verdaderos Maestros 
del movimiento: los Superiores Incógnitos, de los cuales el primero en ser conocido 
por el mundo profano, fue LOUIS CLAUDE DE SAINT-MARTÍN, a quien suele dársele el 
título de "FILÓSOFO INCÓGNITO".
¿Pero cuál es el origen histórico de la Orden 
Martinista?
Procuraremos contestar brevemente, dando una reseña general.
En 
el mundo nada ocurre porque sí, de la misma manera que las personas, las sociedades 
humanas tienen sus padres y sus antecesores, es decir, su genealogía. Empezaremos 
por describir las etapas principales del desarrollo y las corrientes más importantes 
del esoterismo occidental. No os nuestro propósito ocuparnos por ahora de la historia 
de las tradiciones (Escuelas esotéricas), de las cuales hablaremos a su debido tiempo. 
Por ahora necesitamos un trozo relativamente corto y esquemático de esta historia.
Empezaremos por la aparición de las Escuelas iniciativas en Europa, Este momento 
es el año 1118, fecha de la fundación de la Orden de los Templarios, que trajo de 
Arabia y Palestina, durante las Cruzadas, la Luz de la enseñanza Gnóstica. El ideal 
de la Orden era el establecimiento del Reino de Dios sobre la tierra, encarnado 
en el Estado Perfecto, equilibrado en los tres planos, Reino de la Unidad y de la 
Paz en todas las naciones, sin distinción de razas ni de castas. En dicho estado 
el influjo Superior debía emanar de la región mística, creando por su intermedio, 
la prosperidad, felicidad y posibilidad de trabajo evolutivo.
La base de la doctrina 
Templaría fue el sintético de los tres planos de la metafísica egipcia, conocido 
con el nombre de Hermetismo, incorporado en la corriente de las interpretaciones 
Cristiano Gnósticas. El rito principal de los Templarios era él culto de Baphomet, 
palabra que resulta de la lectura de derecha a izquierda de la frase "Templi omnium 
hominum pacis abbas", lo que significa "El Padre del Templo de la Paz de todos los 
hombres”. Bajo este término se entiende el instrumento universal de la realización, 
es decir, el torbellino astral de los impulsos de la cadena. La estatua de Baphomet 
representa el esquema simbólico del torbellino astral, que en la Cábala se denomina 
“Nahash".
El poder mágico y las grandes riquezas de la Orden, produjeron temor 
y envidia por parte del Rey de Francia Felipe el Hermoso, como asimismo despertaron 
idéntica reacción en el Papa Clemente V. Los caballeros de la Orden fueron vilmente 
calumniados y acusados dedicarse a las prácticas de la Magia Negra. En 1307, el 
Gran Maestro de la Orden, Jacobo Burgundo de Mollay y parte de los Caballeros fueron 
quemados vivos. Jacobo de Mollay, envuelto en llamas citó al Papa y al Rey al juicio 
de Dios. Constata más que ambos murieron antes de cumplirse un año de la trágica 
muerte del Gran Maestro.
Después de unos ochenta años de la destrucción física 
de la Orden de los Caballeros del Templo, el alma colectiva Templaria materializó 
en la tierra, el movimiento denominado Rosacrucismo Primario. La nueva Orden, según 
nos cuenta la leyenda fue fundada en Alemania, por Christian Rosenkreutz, (1378-1484). 
Estaba compuesta por místicos célibes que se reunían en el misterioso Templo del 
Espíritu Santo: Este templo supra físico excitaba la curiosidad de los profanos 
que en vano buscaban en algún lugar de la tierra. No es obligación creer en esta 
leyenda, pero debemos admitir que la Orden Rosa Cruz es la heredera espiritual de 
la Orden Templaria, digamos, su reencarnación. Es poseedora do la Sabiduría Gnóstica, 
del Hermetismo y del Cristianismo Juanítico de los primeros siglos. El ideal está 
expresado por el símbolo de la Cruz con una Rosa en su centro, síntesis de la fe 
del conocimiento, de la religión, y de la ciencia.
El Rosacrucismo Primario tenía 
muy pocos adeptos porque las exigencias eran muy elevadas y el Reglamento de la 
Orden sumamente severo siendo muy pocos los adeptos capaces de cumpliros.
En 
el siglo XVI el Rosacrucismo se transformó en secundario. Ahora se exigía a los miembros 
de la Orden solamente capacidad de pensamiento Científico, intereses amplios y dedicados 
a la idea del bien.
Se trataba de naturalezas altamente iniciativas, panteístas 
y con tendencia práctica, en todo caso se trataba de personas excepcionales por 
el desarrollo de su intelecto, erudición y: voluntad poderosa y sus preceptos bien 
precisos sobre la humanidad futura.
Poseían múltiples secretos de la religión, 
de la Cábala, se preocupaban de adoptar dichos secretos, tanto de modo especulativo, 
como práctico. También no ajenos al deseo de aumentar su poder en todos los planos 
del Universo mediante el conocimiento adquirido, se consideraban así mismos, como 
el espíritu de la humanidad y su actividad, como la manifestación material de ese 
espíritu, y desde el punto de vista filosófico, tenían razón.
Hay que mencionar 
las características que asumió la política de la Orden con respecto a su influencia 
sobro la sociedad.
En el principio esta política fue de carácter realizador, 
en todo caso, la acción del Rosacrucismo en el Mundo externo, fue muy prudente, 
porque estaba muy vivo el recuerdo del trágico fin de la Orden Templaria y el alma 
colectiva de la cadena de Jacobo de Mollay, vibraba en el sentido de la cautela. 
Como resultado de esta vibración nació la Orden Masónica.
Existen muchas leyendas 
acerca de la genealogía Masónica y nos resultaría muy extenso pasar revista a todas 
estas interpretaciones. Por otra parte, por el momento nos interesa en mayor grado 
la aparición de aquellas corrientes masónicas provocadas por la actividad del Iluminismo 
Cristiano del siglo XVIII.
La fraternidad Rosa Cruz encarga a algunos de sus 
miembros, entre los cuales sobresalen por su actividad, Ashmole y Fludd, la creación 
de esta Orden con la siguientes finalidades:
1. Desarrollar en lo posible y propagar en la humanidad la confianza hacia la enseñanza esotérica y, en sus representantes, 
el respeto a sus símbolos y a aquella preparación, moral y espiritual, en la cual 
es imposible la asimilación de las bases de la Cábala.
2. Asegurar en su debida pureza la transmisión de los elementos del simbolismo.
3. Crear un medio desarrollado moral y espiritualmente para usarlo como depósito do energía para actuar sobre la 
sociedad y, en parte para escoger entre sus miembros a sus futuros adeptos.
Siguiendo 
la huella de los movimientos iniciáticos occidentales, el de la nueva Orden formada 
de las asociaciones de constructores y que en 1645 recibe la denominación de Masónica, 
llegamos a la mitad del siglo XVIII, periodo en el cual nos dé tenemos para analizar 
la corriente del Iluminismo Cristiano que se conoce bajo el nombre de Orden Martinista.
Podemos decir que el fundador histórico (no tradicional) de la corriente espiritualista 
denominada Martinismo, fue Martínez de Pasquallis. Los documentos de la época que 
se conservan, indican claramente, que fue el quien instituyo la organización, a 
lo menos, en Europa. Sin embargo, varios archivo indican que hubo un individuo o 
un grupo de iniciados que le precedieron y que bosquejaron y concibieron la formo 
física de la institución, que se basaba en las actividades de una muy antigua sociedad 
secreta, sobre la cual hablaremos más adelante.
Papus afirma, que Martínez fue 
iniciado en Londres por Swedemberg. Lo cierto es que Martínez al rededor del año 
1766 o 1767, anuncio entre algunos selectos candidatos para miembros, que iba a 
organizar una sociedad secreta de naturaleza mística. Sobre este particular, debemos 
citar al famoso historiador Masónico Arthur Edward White, quien expresa "Sin embargo, 
subsiste la posibilidad de que Martínez de Pasquallis actuara bajo la dirección 
de una Orden anterior; digámoslo, de los Rosa Cruces, con quienes sostuvo estar 
afiliado. Cuando apareció por primera vez en París, lo hizo en calidad de miembro 
de esta misteriosa Hermandad".
Martínez pretendía que sus conocimientos eran 
de origen Oriental, conocía la filosofía ecléctica de Egipto, India, Arabia y de 
la Grecia antigua. Por otra parte era un Rosa Cruz, esto no constituye una presunción 
basada en sus enseñanzas, sino que él mismo lo proclamó y es un hecho bien conocido 
que fundó en Paris, una Logia conjunta de los Iluminados y de los Roza Cruces.
Lo cierto es que Martínez fue el organizador, fundador y jefe reconocido de una 
Orden Oculta, conocida como de los "ELUS COHENS" y que siguiendo la moda de aquella 
época en su aspecto formal, en su ritualismo, no presentaba más que analogías con 
la Masonería. Al comienzo, la Gran Logia de Francia, en 1765, rehusó reconocer este 
sistema y no fue sino más tarde, que el Gran Oriente, do acuerdo con su política 
de absorción, le reconoció como rito Masónico.
Para expandir su Orden, Martínez 
viajó a través de toda Francia, sin embargo, sus sedes principales estuvieron en 
Bordeaux y en París. La Orden de los Elus-Cohens o Sacerdotes Escogidos, alcanzó 
gran prosperidad entre los años 1760-1775. Hacia 1771, los archivos de los Elus-Cohens 
fueron depositados en los archivos de los Philaletes (Iluminados) donde fueran encontrados 
después de la Revolución 
El último grado de los Elus-Cohens, era el de 
REAU 
CROIX, los historiadores han confundido a menudo este grado con el de Rosa Cruz. 
Esto constituye la culminación de una larga tradición esotérica, trasmitida a través 
de los siglos, mientras que los Reau Croix (Reau, poderoso sacerdote) constituía 
la más alta dignidad del sistema ocultista de Martínez. Willermoz en una carta dirigida 
el 20 de octubre de 1780, al Príncipe de Hesse, escribe: "Admite los conocimientos 
de los Rosa Cruces, aunque se basan en fundamento temporal, en su naturaleza, de 
manera que no operan sino sobre la materia mixta, es decir sobre una mezcla de lo 
material y de lo espiritual, y obtienen en consecuencia, resultados más aparentes 
que los de los Rosa Cruces, que operan sobre lo espiritual temporal y cuyos resultados 
se presentan en la forma de jeroglíficos.
Martínez en el seno de los Elus-Cohens 
practicaba lo que denomina operaciones mágicas y el rito mismo, que perseguía como 
fin la reintegración del Ser humano en su dignidad primitiva, Para lograr este objetivo, 
el Martinista se esforzaba en adquirir la pureza corporal y espiritual, aquellas 
facultades que permiten al iniciado ponerse en comunicación con los Seres Invisibles. 
Martínez daba el título de Rosa Cruz solo a quienes lograban ponerse en contacto 
con dichas entidades, trataba de desarrollar a cada miembro de su Orden por medio 
del trabajo personal dejándole toda su libertad y la entera responsabilidad por 
sus actos. Seleccionaba cuidadosamente a cada miembro y no confería sus grados si 
no a una verdadera aristocracia intelectual. Por fin admitía a la iniciación a las 
mujeres bajo el mismo título que a los hombres y bajo las mismas garantías.
La 
influencia de las ideas de Martínez fue enorme. A él se le puede atribuir la vocación 
de Peeti, el fundador de los Iluminados, y de los cuales derivaron los Philalethes, 
a quienes se les puede considerar por sus doctrinas, como los precursores de la 
Revolución Francesa.
Martínez de Pascual1is fue un ser enigmático con respecto 
al cual se desconocen mayores detalles de su vida, como el lugar de su nacimiento 
y su nombre exacto. En 1772, Martínez se embarcó para Santo Domingo, donde un pariente 
suyo le había dejado una herencia de importancia. Ahí murió, en 1774
Se suele 
dar la denominación de Martinezismo a la corriente de pensamiento y al movimiento 
al cual dio origen Martínez de Pasquallis y que se manifestó entre 1767 y 1780, 
año en que la Orden fue disuelta. Desde el punto de vista de la técnica de ocultismo 
empleada, se caracterizó por el predominio de los procedimientos mágicos.
Según 
el propio testimonio de Louis-Claude de Saint-Martín, el Maestro reunía a los discípulos 
en una habitación cualquiera sin duda purificada por medio de una operación preliminar. 
Martínez trazaba enseguida un círculo en el centro del cuarto y escribía en él, 
en lengua hebraica el nombre de los Ángeles y demás de carácter divino que fueran 
necesarios. Semejantes preparativos asombraban a los principiantes, más de alguno 
hubo de exclamar: ¿por qué son necesarias tantas cosas para comunicarse con el cielo? 
pero bien pronto seguramente, pudo ver que no había razón de arrepentirse de emplear 
tales precauciones, dado que desde el instante en que las conjuraciones quedaban 
formuladas, las “Influencias Superiores” comenzaban a manifestarse y a dar elocuentes 
pruebas de la realidad de su existencia en el mundo invisible.
Los que asistían 
a tales experiencias se volvían iluminados, es decir, que para ellos la existencia 
del mundo invisible y de la inmortalidad del alma, se convertían en realidades más 
positivas todavía que la existencia de la materia en el mundo físico. De esta manera, 
estos iluminados, despreciaban la muerte y estaban siempre dispuestos a todo para 
propagar y defender las doctrinas que profesaban.
Martínez de Pasquallis expuso 
su doctrina en su libro titulado: Tratado de la Reintegración de los seres en sus 
primeras propiedades, virtudes y poderes espirituales y divinos". Martínez expone 
en ella su teoría de la caída y de la Reintegración.
Uno de los principales discípulo 
de Pasquallis, fue Louis Claude de Saint-Martín. Nació en Amboise, provincia de 
Touraine, el 18 de Enero de 1743. Sus padres eran gente muy piadosas y de buena 
situación social y económica. Pero después de su nacimiento falleció su madre y 
posteriormente su padre volvió a contraer matrimonio, Gran parte de la formación 
espiritual de Saint-Martín se debió a su madrastra, quien implantó en el niño desde 
sus más tiernos años la significación de los altos principios espirituales.
En 
cumplimiento de los deseos paternales estudió Abogacía en la Escuela de Jurisprudencia 
de Orleans. Sin embargo, su vacación estaba orientada en otro sentido y recibió 
el nombramiento de Teniente en comisión, en el Regimiento de Fois, con asiento en 
la ciudad de Bordeaux. En esta ciudad conoció a Martínez de Pasquallis, quedando 
impresionado por la sabiduría y los poderes espirituales que evidenciaba Martínez 
de Pasquallis, que venían a confirmar sus íntimas convicciones espirituales. En 
1763 Saint-Martín fue admitido en la Orden de los Elus-Cohens. En 1771 Saint-Martín 
abandono el servicio militar y llegó a ser el secretario de Martínez. De inmediato 
se nota la influencia de aquel en las instrucciones más precisas, en los rituales, 
etc.
Louis Claude de Saint-Martín no fue un discípulo en el sentido habitual 
de esta palabra, ya que muy pronto afirmó su personalidad particular.
Como ya 
se ha expresado, en la enseñanza de Martínez los trabajos prácticos tenían un gran 
lugar. Estos trabajos consistían en la evocación de lo que Martínez llamaba "la 
cosa", la que se manifestaba por ciertas "fases"; es decir, por apariciones fugitivas 
y luminosas; esta entidad posteriormente hizo firmar sus escritos con el seudónimo 
de "Filósofo Incógnito, seudónimo que Saint-Martín tornó después por orden de la 
"cosa" misma. Saint-Martín, según su propia confesión, bajo su dictado escribió 
una parte de sus obras.
A la muerte de Martínez le sucedió en la Jefatura do 
la Orden de los Elus-Cohens, el Señor de Gainet, Comisario de la Marina Francesa, 
pero su actuación influyó muy poco sobro el desarrollo de la Orden, siendo los verdaderos 
Jefes, Saint-Martín y Juan Bautista Willermoz.
Pero la Orden fundada por Martínez 
de Pasqually desapareció oficial y oficiosamente en el Convento Masónico de Wilhelmsbad; 
Saint-Martín jamás se dedicó a propagar esta Orden. En Cuanto a Willermoz preocupado 
de la Masonería trascendental consagro su actividad, después de la muerte de Martínez, 
a la Masonería Escocesa Rectificada régimen escocés disidente aunque siempre masónico. 
Que el Martinismo teórico, encerrado en alguno de los grados del Régimen Escocés 
Rectificado, sea ignorado por la mayor parte de los masones de dicho rito, como 
asimismo que el Martinismo práctico (es decir teórico) lo sea igualmente de los 
altos dignatarios de la Orden Interior (Escuderos o Caballeros bone-factores de 
la Ciudad Santa) es indiscutible.
Saint-Martín, en su carta de fecha 4 de julio 
de 1790, expresa que renunció a toda organización Masónica; no comenzando a propagar 
su sistema personal sino a partir de 1793.
Por otra parta, Saint-Martín fue iniciado 
en la "Sociedad de los Filósofos Incógnitos" cuyas constituciones se remontan al 
año 1664 y cuyos Estatutos fueron dados a conocer en 1734, por el Barón Tschoudy, 
en su obra "Etolle Flamboyante", "Estrella Flamígera".
En esta Orden o Confraternidad 
Mística la que contó entre sus miembros a Khurath, Gitchel, Salzman, Bohme, y a 
la cual se unió Saint-Martín, como se constata por su carta de 1790, mientras se 
encontraba en Estrasburgo. Es a esta Orden, a la cual se unieron los "Hermanos de 
Oriente", de los cuales fue uno de los protectores el Emperador Aloxis Comnese, 
y que es aún más antigua a la que pertenecen los símbolos fundamentales del Martinismo 
y las letras que acompañan el "Chrismon", los seis puntos misteriosos de la Orden 
tienen también este origen.
Es de esta fraternidad de la cual Saint-Martín recibió 
las llaves de la Voz Interior. Y son ellas las que depositó en las manos de los 
miembros de su "Sociedad de Íntimos" sociedad cuya existencia ha sido aprobada por 
la carta do 1795, del profesor Kooster, citada por R1jnberk y por la carta que J. 
Pont dirigió a von Mayer y de la cual habla Gleitchen.
Sobre el particular es 
interesante citar algunos párrafos de las cartas que se conservan del propio Saint-Martín, 
en una de ellas, dirigida a Liedlrsdorf (Carta CV), dice:
"Aquellas Iniciaciones, 
por las pase en mi primera escuela, y que he dejado de muchos años para dedicarme 
a la única que es verdaderamente según mi corazón… Puedo asegurar he recibido de 
la Voz Interior verdades y goces miles de veces superiores a los que he recibido 
del exterior. No existe más Iniciación que la de Dios de su Verbo Eterno que mora 
en nosotros, etc.…”
“La única Iniciación que predico y que busco con todo el 
ardor de mi alma es aquella por la cual podemos entrar en el corazón de Dios en 
nosotros… No existe otro misterio para llegar a alcanzar esta Santa Iniciación, 
que sumirnos más. Y más en las profundidades de nuestro ser, etc.…"
Por otra 
parte, Louis Claudio de Saint-Martín, renunció a las operaciones mágicas de Martínez 
de Pasqually y quiso esperarlo todo de la Iniciación y de la gracia de Dios; merecida 
por una vida ejemplar.
Como ya se ha expresado, la obra realizada por Martínez 
de Pasquallis, ha sido denominada Martinezismo y se da el nombre de Martinismo propiamente 
tal a todo aquel gran movimiento al cual dio origen Louis Claudio de Saint-Martín, 
el Filósofo Incógnito, título que quedo definitivamente incorporado en la Orden, 
y qué se manifestó más que en plano organizativo en el plano ideológico, cultural 
y espiritual, entre 1780, año en que Saint-Martín fundó su extremadamente secreta 
"Sociedad de los Sabios Solitarios" o sociedad de los Íntimos y en 1883, año del 
fallecimiento de uno de los últimos representantes de este movimiento: Henri Dolaage.
Un pasaje de los "Recuerdos del Conde Goichen", da a conocer que' Saint-Martín había 
constituido en Paris una pequeña escuela. Por otra parte un artículo de Varnhagen 
van Ensc, Gil 1821, dice lo que sigue: Saint-Martín decidió fundar el mismo una 
sociedad cuyo fin sería la espiritualidad más pura".
Ragón anota en la obra "Ortodoxia 
Masónica", la existencia de un rito Martinista, qué comprendía en principio diez 
grados que, enseguida, fueron reducidos a siete. Es bien improbable que Louis Claudio 
de Saint-Martín haya en alguna época creado un Rito Martinista Masónico. Lo que 
sucede es que muy pronto se produjo una confusión entre el nombre de Pasquallis 
y Saint-Martín. De aquí el nombre de “Martinismo” dado indiferentemente a la Masonería 
de Martínez de Pasquallis y la organización creada por Saint-Martín.
Es inconcebible 
que Saint-Martín, que se había retirado de la Franc-Masonería, haya creado un rito 
particular y que sobre todo le haya dado su nombre. Además, Saint-Martín incluye 
en su trabajo, una novedad en esa época, la institución de la Iniciación Libre, 
que daba la posibilidad de la transmisión da los tres elementos: mental, astral 
y físico, prescindiendo de existencia de Logias.
Durante .la. Revolución Francesa, 
los Martinistas, que se habían opuesto a los medios violentos por todos los medios 
a su alcance, fueron perseguidos encarnizadamente por los cabecillas revolucionarios, 
siendo guillotinados más de dos mil. Saint-Martín mismo y Willermoz estaban encarcelados 
y a punto de subir al patíbulo; cuando la caída de Robespierre les devolvió la libertad.
En 1818, después de la muerte de Luis Claudio de Saint-Martín y Willermoz se encuentran 
Logias Martinistas trabajando con todo éxito, sobre todo en Italia y Alemania, pero 
en silencio y en secreto, por lo cual se creyó durante mucho tiempo que el Martinismo 
se había extinguido. En Rusia, en la persona de Novikov, el Martinismo dejó una 
huella en la educación pública. Él fue no solamente el primer Martinistas, sino 
también el primer mártir de sus convicciones. La Emperatriz Catalina II, asustada 
de la Revolución Francesa, y de la actividad enérgica de los Martinistas, especialmente 
los de Moscú, encarceló a Novikov en Shliserburg, de donde fue libertado durante 
el reinado del Zar Pablo I.
Saint-Martín escribió gran número de libros. Su primer 
trabajo y tal vez su "magnum opus"; es "De los Errores y de la Verdad", como asimismo 
"el "Cuadro Natural de 1as relaciones que existen entre Dios, el Hombre y el Universo". 
"El Hombre de Deseo" etc. Su obra "De los Errores y de la Verdad", fue condenada 
por la Iglesia" e incluida en el Índice de la literatura prohibida para los católicos 
romanos, es posible que haya sido condenada por su prístino misticismo.
Se ha 
dicho, con razón, que el Martinismo es esencialmente cristiano. Es cristiano porque 
se relaciona con el fondo de la religión cristiana, independiente de toda forma 
cultural; pero no es católico. Basta para convencerse, recurrirla a ciertos escritos 
de Saint-Martín sobre el catolicismo.
"El catolicismo, al que pertenece, en propiedad 
el título de la religión, es la vida de las pruebas y de los trabajos para arribar 
al cristianismo. Pero el cristianismo es la región de la emancipación y de la libertad; 
el catolicismo no es sino un seminario del cristianismo; es la región de las reglas 
y de la disciplina del neófito".
"El Cristianismo llena toda la tierra, al igual 
que el espíritu de Dios. El Catolicismo no llena sino una parte del globo, aunque 
el título que lleva se presenta universal”
"El Cristianismo lleva nuestra fe 
hasta la región luminosa de la eterna palabra Universal. El Catolicismo limita esta 
fe a los límites de la palabra escrita o de la tradición".
"El Cristianismo dilata 
y extiende el uso de nuestras facultades intelectuales. El Catolicismo encierra 
y circunscribe el ejercicio de esas mismas facultades. El Cristianismo muestra a 
Dios descubierto en el seno de nuestro ser, sin el socorro de fórmulas, El Catolicismo 
nos deja solos a nosotros mismos, para encontrar a Dios, bajo el ritual y las ceremonias. 
El Cristianismo no hace ni monjes ni anacoretas, porque no puede aislarse de la 
luz del sol; el Cristianismo ha expandido por todas partes su esplendor. El Catolicismo 
es el que ha poblado los desiertos de solitarios y a las ciudades de comunidades 
religiosas, los unos para librarse más fructuosamente a su salvación particular, 
las otras para ofrecer al mundo corrompido algunas imágenes de virtud y de piedad 
que la despertase de su letargo".
"El Cristianismo no tiene ninguna secta puesto 
que abraza la unidad y la unidad, siendo sola, no puede ser dividida. El Catolicismo 
ha visto nacer en su seno multitudes de sistemas y sectas y cismas que han aumentado 
más el reino de la división que el de la concordia; y es en ese catolicismo, cuando 
se cree en el más perfecto estado de pureza, que encontramos apenas a dos de sus 
miembros en los cuales la creencia sea uniforme. El Cristianismo no ha suscitado 
la guerra más que contra el pecado; el Catolicismo lo ha suscitado contra los hombres".
El antiguo Martinismo se caracterizó por contar entre sus filas a grandes idealistas, 
a místicos desinteresados e inclinados a toda clase de obras filantrópicas. Su fuente 
de inspiración fue la filosofía espiritual de Saint-Martín. El ritual era sumamente 
sencillo. Se componía de oración y de la ceremonia: de Iniciación. Fueron Martinistas, 
entre otros, Andrea Chaniar Cazote, Mirabeau, Febret d`Olivet, José de Maistre, 
Honorato de Balzac, Saint-Ives de Alveidre, etc.
La Iniciación Martinista en 
este periodo y hasta 1880, se transmitió a muy pocos, aunque cabe añadir a los nombres 
anteriores los de Chaptal, Delaage, Eliphas Levi y otros.
En 1887, el célebre 
ocultista Francés Gerard Encausse reorganizó la Orden que hasta ese momento había 
llevado una existencia muy precaria. Para constituir el primer Supremo Consejo de 
la Orden, Papus (nombre iniciático del Dr. Gerard Encausse), invitó a diez de sus 
amigos ocultistas; posteriormente el Supremo Consejo aumento a veintiún miembros. 
A la muerte de Papus, la Orden contaba con más de 160 Logias repartidas por todo 
el mundo.
Sin embargo, a la muerte del Gran Maestro Gerard Encausse en 1916, 
el Martinismo perdió su unidad. Fue Charles Detré (Teder) a quien le sucedió después 
de Bricaud. Pero muy pronto, Jean Bricaud, efectuó reformas capitales en la Orden, 
con propósitos tal vez muy plausibles y recomendables, pero en abierta contradicción 
con la .inmutable organización, normas y tradiciones de la Orden Martinista, como 
por ejemplo, el rechazo de la iniciación de mujeres, la exigencia del tercer grado 
de la Masonería para poder recibir el primer grado Martinista, etc. En vista a estas 
reformas que equivalían prácticamente a fundar una nueva Orden, Víctor Blanchard, 
se retiró y fundó la Orden Martinista y Sinárquica. Por otra parte, en 1931, algunos 
de los miembros del Supremo Consejo de Papus, que no admitían las directivas de 
Bricaud y que no querían aliarse a Blancard, crean la Orden Martinista Tradicional, 
en la cual Víctor Emilio Michelet, después de Agustín Chaboseau, fueron sucesivamente 
sus Grandes Maestros. En 1948, Jules Boucher, fundó en Francia, la Orden Martinista 
Rectificada. Jyles Boucher murió en 1955.
No obstante lo anterior, después de 
la segunda guerra mundial, tanto la Orden Martinista Tradicional, como la Orden 
Martinista Sinárquica de Blancrard han quedado en sueños. Con respecto a la Orden 
fundada por Jules Bouchor, nada se sabe.
¿Cuál es la situación actual de la Orden 
Martinista Europa? Existe una fuerte tendencia hacia la unidad y creemos que estamos 
muy próximos a un reavivamiento de la Orden en una forma unida y sólida alrededor 
del hijo de Gerard Encausse, Philipe Encausse, quien ha procedido a reactivar el 
Supremo Consejo de la Orden en Paris y a su alrededor se han ido juntando y reagrupando 
casi todos los Martinistas, tanto de Europa como de América.
En Chile desde muchos 
años atrás estuvo la sede de la Gran Logia Martinista para Suramérica. En 1940 fue 
designado Delegado General para Suramérica el Muy I∴ Hermano León Tournior, 
según decreto expedido en Lyon 1ro de abril de 1940, con el N° 538, llevando las 
firmas del Supremo Gran Maestro de la Orden Martinista y Presidente del Supremo 
Consejo Universal, I∴ H∴ Charles Chevillon y del Gran Canciller I∴ 
H∴ Dupont. En el referido documento se facultaba a nuestro I∴ Hermano 
Tournter para nombrar, S. I., Delegados e Inspectores de la Orden en todos sus grados 
jerárquicos, e, igualmente se le encargaba de la dirección doctrinaria, de la creación 
de Triángulos y Logias en todo el territorio de Suramérica.
Después que el I∴ 
H∴ León Tournier paso a su transición, fue elegido Gran Maestro de la Orden 
Martinista para Suramérica el I∴ H∴ Nicolás Rogalev Girs.
El actual 
Gran Maestro, H∴ Rogalev, se inició en la Orden en Saint Petersburgo, Rusia, 
en la época zarista. Presidía la Logia de Saint Petersburgo, desde 1910, el I∴ 
H∴ Gregorio Ottonovich, Fr., Mebes quien fue su iniciador. Por intermedio 
de nuestro actual Gran Maestro los Archivos del Gran Consejo de la Orden Martinista 
de Chile se han visto enriquecidos con el valioso material de instrucción que era 
empleado en su obra por el Martinismo Ruso, que tanto auge alcanzo en ese país, 
incluso desde los tiempos de Louis Claudio de Saint-Martín.
De esta manera el 
Martinismo en Chile traza su línea de sucesión jerárquica a través de una cadena 
de legítimos asociados, pasando por una serie interrumpida de eslabones del Martinismo 
tanto francés como Ruso, hasta llegar a la de L. C. de S.M. 
Actualmente el Gran 
Maestro es asesorado por un Gran Consejo dividido en tres Cámaras y su labor está 
regida por un Reglamento General que conforma las normas tradicionales de la Orden.
La Orden Martinista para Suramérica es autónoma y no se encuentra vinculada ni depende 
de ninguna otra Orden Sociedad e Institución ocultista, aunque mira con tolerancia 
y simpatía a todas las que han trabajado y continúan trabajando por la realización 
de la Gran Obra de espiritualizar al hombre y a la sociedad, por encima de diferencias 
de raza, fortuna, de sectarismos políticos y religiosos.
Si bien la Orden Martinista 
mira con simpatía a la Orden Masónica, debe manifestarse que es una institución 
independiente y sin ninguna relación con esa noble y prestigiosa Orden, no existiendo 
entre ambas Ordenes más vinculación que la que se desprende de la circunstancia 
de que algunas de sus miembros sean a la vez de la otra. 
El trabajo Martinista, 
tanto en su aspecto ritualista, como doctrinario, es particularmente Martinista 
y no incluye en sus símbolos ni enseñanzas nada que no lleve el sello del genuino 
Martinismo.
Naturalmente que es innegable que siempre ha existido una gran vinculación 
entre las diferentes ramas de la Orden Rosa Cruz y la Orden Martinista. Esta corriente 
de simpatía y elevada comprensión también se ha manifestado en el territorio de 
la Jurisdicción de Suramérica, en la cual, no es raro sino frecuente que nos encontremos 
con Logias Rosa Cruces y Logias Martinistas que trabajan hasta en un mismo local, 
aunque en forma paralela e independiente.
La Orden Martinista en el Perú fue 
fundada por el H∴ Carlos E. Cornejo López, en Lima, con el Círculo "Acanto" 
N° 19, el 4 de noviembre do 1962. El H∴ Cornejo recibió en Chile la iniciación 
Martinista del H∴ Rogalev, el 24 de abril de 1963, recibiendo al mismo tiempo 
los poderes de Iniciador y como tal, fundó el Grupo "Lucían Chamuel" N° 37, el 5 
de febrero de 1964.
	

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