PORTAL MARTINISTA DEL GUAJIRO
"Purificaos, pedid, recibid y obrad.
      Toda la Obra se halla en estos cuatro tiempos"

Hijo de un íncubo y de una virgen, Merlín, el célebre druida 
de la corte del rey Arturo, asume también un relevante papel en el misterio 
Griálico. Es él quien invoca a la Dama del Lago para que le otorgue Excalibur. 
El Mago es el símbolo del poder teúrgico, de invocación y de dominio de las 
fuerzas y elementos de la Naturaleza, de conjurar los espíritus y de alterar la 
trama ilusoria de Maya. Mundo a través del cual se ve obligado a actuar el 
Hombre hasta reencontrar la vía directa de acceso a la divinidad sin el 
intermedio de la Naturaleza. Es entonces cuando el Grial comienza a asumir su 
verdadero valor, ya que a través de Cristo como mediador y de la Eucaristía, los 
portales hasta ahora cerrados de acceso a la divinidad quedan abiertos para el 
Hombre. Merlín ayuda a Arturo a edificar Camelot, ciudadela utópica erigida con 
plata y oro -símbolos lunar y solar- en la que el mal, la dualidad, la 
ignorancia de la luz, todavía no habían sido erradicados.
Seducido por 
los encantos de Morgana, hermanastra de Arturo -es decir, una polaridad del 
Rey-, Merlín es confinado en un abismo de cristal en algún lugar del bosque de 
Broceliande, en Bretaña. Desprovisto del poder sacerdotal de Merlín, Arturo toma 
consciencia de la importancia del Grial para ocupar el Vacío y restituirá a la 
Tabla Redonda su valor Místico. Al igual que la Humanidad, que vanamente busca 
la felicidad en el mundo ilusorio de Maya, Arturo toma consciencia de ese Vacío 
que ha de ser ocupado por la posesión de una verdad iluminadora y eterna. La 
caballería terrestre abandona entonces el estado de quietud para aventurarse en 
la más sagrada de las gestas, en la que muy pocos lograrán sobrevivir, la 
herranza mística en la que los hombres todavía estamos comprometidos. Arturo 
ordena partir a sus caballeros a los cuatro vientos y prestar únicamente 
atención a la Providencia que, a través de señales, portentos y prodigios, 
muestra al buscador el sendero que ha de conducirle a Aquello que está 
Perdido...
EL GRIAL EN ORIENTE
Tan antiguo como 
el propio mundo, revestido de tradiciones, de épocas y de culturas, el Santo 
Grial es un punto de unión entre Oriente y Occidente.
El Buda Sakyamuni 
conservó durante toda su vida una sola posesión terrestre, su cuenco de limosnas 
-patra o kelasa-, recipiente sobre el cual el Budismo fue simbólicamente 
edificado, cuando rodeado de sus discípulos, el Majestuoso plegó en cuatro 
partes su túnica y puso su cuenco vacío sobre ella, construyendo así el primer 
stupa, el templo espiritual que simboliza la elevación del Hombre desde la 
materia hacia el espíritu. Y también sobre el misterioso vacío del Cáliz de Buda 
se vertía el elixir de la inmortalidad, el Samudra, dispersar de las tinieblas y 
gran iluminador. Según la leyenda, que deberíamos interpretar de forma simbólica 
y profética, este Cáliz se perdió tras la muerte del Buda y será reencontrado 
cuando se acerque el Tiempo de Shambalah.
En el Mahabaratha, crónica de la 
gran guerra, Indra robó el Cáliz del Rey de los Nagas y lo llevó a los Cielos. 
Este Cáliz de inmortalidad contenía la Amrita, brebaje mistérico, fuego 
iluminador que atraviesa las tinieblas, que de la ignorancia conduce a la 
sabiduría y de la muerte a la inmortalidad. Soma místico cantado así por el Rig 
Veda:
"He probado, en consciencia, el sublime elixir.
El 
	complaciente, el gran liberador,
aquel que todos, dioses y mortales, 
	buscan llamándole la Miel...
Hemos bebido el Soma, nos hemos hecho 
	inmortales..."
Podríamos igualmente viajar al mundo islámico para 
	meditar, en Medina, sobre la Piedra Kaaba, Piedra blanca que en el curso de 
	los tiempos devino negra tras asumir los pecados del mundo. Pierre Ponsoye, 
	en su obra sobre el Islam y el Grial, nos habla de esta piedra asimi- 
	lándola al Santo Grial del cristianismo: La Piedra fue traída a la Tierra 
	por los ángeles y más tarde llevada a las Indias, donde estaba situado el 
	Paraíso Terrestre. Ella es el principio Eucarístico del cual se alimentan 
	exclusivamente los elegidos. Cura las enfermedades, conserva la juventud, 
	preserva de la muerte. Atrae a los hombres en gran número, pero nadie la 
	descubre, sino aquellos que son predestinados.
¿Cómo no relacionar la 
	leyenda Griálica del Rey Pescador o del Rey Herido, curado con la lanza de 
	Longinos por el propio Perceval, y el mítico rey de las indias, el Preste 
	Juan? Monarca misterioso que habitaría en algún lugar secreto de Oriente y 
	que sería, al parecer, el legítimo poseedor del Grial. En el Reino del 
	Preste Juan habitarían seres maravillosos, unicornios y aves fénix y 
	existirían grandes tesoros, ríos de oro y de plata, y tal como relata una 
	carta manuscrita de este regente de Oriente enviada al Papa Alejandro III en 
	el año 1165...: En nuestra tierra hay también abundancia de vino y todo lo 
	que es bueno para el hombre, y aquel que lo bebe pierde todo deseo por las 
	cosas de este mundo... Más adelante nos revela la naturaleza sobrenatural de 
	este vino espiritual: Existe aún otra cosa maravillosa en nuestro palacio, 
	pues en él no se sirven alimentos, sino en una bandeja que cuelga de una 
	columna de manera que cuando estamos a la mesa y deseamos comer, el alimento 
	aparece ante nosotros por la gracia del Santo Espíritu... En aquel paraje 
	maravilloso también se hallaría la fuente de la Inmortalidad, donde el mismo 
	Preste Juan afirmaba haberse bañado varias veces y recuperado la juventud.
	Esta Piedra de poderes sobrenaturales también poseía la facultad de absorber 
	el mal de la tierra y emitir a cambio poderosas vibraciones de luz y de 
	amor, desde el Centro Supremo por siempre en Oriente. Aanna Katherina 
	Enmerch nos dice en sus Visiones: Fue también a Egipto y Moisés lo tuvo en 
	su poder. Estaba hecho de un modo singular, muy compacto y no parecía 
	trabajado como los metales. Semejaba el producto de un vegetal. Sólo Jesús 
	sabía lo que era?
CALIZ Y GRIAL
El Santo Cáliz ha sido 
	relacionado muy a menudo con María, la Madre Cósmica, o la divina Shakty. 
	Isis para los egipcios, Devaki en la India, Dolma o Tara para los tibetanos, 
	María, la Madre de Cristo, ha estado siempre estrechamente ligada con el 
	misterio del Cáliz. El propio Tomás hace alusión a la Piedra como el Alma de 
	María. Hay un gran enigma en ello. María como recipiente Cósmico que recibe 
	en su seno la Luz de Cristo, el Grial. Por esta razón María, la Madre 
	Materia, es llamada por los cristianos, en la letanía de Loreto, Vaso 
	Espiritual, Vaso Honorífico, o Vaso Insigne de Devoción, considerando su 
	Sagrado Vientre como el lugar -seno- donde se manifiesta la divinidad, 
	convir- tiéndose ella misma en el jardín del Grial o la Fortaleza Venturosa. 
	Nuestra reflexión nos lleva entonces a las misteriosas palabras del Génesis: 
	... Pero la Tierra era informe y vacía y las tinieblas cubrían la superficie 
	del caos.
Quizá el más lamentable error cometido por estudiosos e 
	historiadores en su búsqueda de la revelación del enigma griálico ha sido 
	confundir el Cáliz, vehículo, continente, seno, matriz, con el Grial, Luz, 
	Gracia, Amor Puro, contenido espiritual de la Divinidad. El Génesis nos dice 
	de nuevo:
... y el espíritu de dios (Elohim) se cernía sobre las 
	aguas.
Y Dios dijo:
¡Que la Luz sea! Y la Luz fue...
Nuestra 
	meditación sobre estos sagrados versículos podría llevarnos muy lejos en la 
	comprensión espiritual del Drama Cósmico que es representado por el mito del 
	Grial. Ese Vacío - obsesión del misticismo oriental- sobre el cual se cernía 
	el espíritu de Dios -que no Dios mismo- representaría el Cáliz, la Madre 
	Divina siempre virgen, la Materia Prima de los alquimistas, la Natura 
	Naturans del Hermetismo. Pero la fuerza universal, el poder creativo del 
	Verbo Divino -la misteriosa Palabra Perdida- descendería vertiginosamente 
	sobre el caos de los orígenes. Es a esa poderosa Presencia a la que 
	deberíamos llamar Grial.
La Santa Virgen es también asimilada a la 
	Shekinah hebraica, receptáculo de la divinidad en el Tabernáculo del Templo 
	o en el propio corazón del Hombre. Símbolo lunar, en el sentido sagrado del 
	término, es a menudo representado en forma de espejo ojival (vesica piscis), 
	tras las imágenes de María en la gran metrópoli gótica.
Es así 
	descrito por Frantz Hartmann: "Sea cual fuere la fuente a la cual nos 
	referimos, encontramos siempre la misma respuesta. A saber, que esa Divina 
	Luz del Logos es el fundamento de toda existencia... es a la vez la cosa más 
	evidente sobre la Tierra y el más grande de todos los misterios. Es la 
	Shenah de los judíos, la Sophia de los gnósticos, el Fohat de los budistas, 
	la Madre de Cristo de los cristianos, la Isis de los egipcios, la Luz 
	Espiritual de los parsis... y el único Objeto posible y razonable de culto 
	para cualquiera que aspire a la vida eterna".
	

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